Si hace 10 años nos dijeran que tendríamos que preocuparnos por las consecuencias de llevar un reloj en la muñeca, nos costaría creerlo. Eso sí, en aquella época no existía un modelo de reloj inteligente: además de dar la hora, los relojes inteligentes también servían para contestar llamadas o mensajes. También midieron la actividad física de las personas que los usaban, equipados con oxímetros de pulso y monitores de presión arterial. ¡Incluso pueden realizar electrocardiogramas!
Las pulseras inteligentes se conectan a nuestro teléfono móvil a través de Bluetooth. Por lo tanto, son muy fáciles de piratear y poner en peligro la información confidencial de quienes los usan.
Seguridad frente a ataques informáticos
El riesgo más evidente es el acceso no autorizado a la información registrada por el reloj inteligente, ya que están sincronizados con una aplicación móvil. En 2015, un estudio de HP Fortify encontró vulnerabilidades en los diez relojes inteligentes más populares debido a que la información se transmitía con un cifrado débil o porque tenían interfaces débiles. En 2019, la Comisión Europea ordenó el retiro del modelo Safe-KID-One porque consideró que su uso era demasiado peligroso, especialmente entre los niños, según el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe). El dispositivo no cifra las comunicaciones con sus servidores, por lo que un atacante puede acceder a datos personales (números de teléfono, historial de ubicaciones) e incluso realizar llamadas o determinar la ubicación de operadores a través de GPS.
Las empresas ya están tomando medidas para proteger con contraseña la información de los relojes y ofrecer la posibilidad de borrar el dispositivo de forma remota en caso de robo. En una publicación de blog, la empresa de seguridad de la información Kaspersky señala que los datos de ubicación del GPS, las transacciones con tarjeta de crédito o los datos del calendario pueden ser relativamente seguros, pero combinados pueden revelar información sobre la sensibilidad del usuario. El acelerómetro incluso se puede usar para adivinar contraseñas e inferir movimientos de escritura en el teclado de una computadora. Kaspersky también advierte que los delincuentes pueden acceder a los relojes inteligentes, como estafas utilizando una aplicación no oficial que promete rastrear nuestra actividad física después de proporcionar información personal.
Como ya hemos señalado, estas vulnerabilidades se han detectado especialmente en algunos smartwatches infantiles y en relojes de gama baja. Por ello, los expertos recomiendan comprar un reloj inteligente de una marca de confianza.
Para evitar tales riesgos, Kaspersky recomienda bloquear el emparejamiento no autorizado en el dispositivo, habilitar la autenticación de dos factores, proteger la pantalla de bloqueo con una contraseña, proteger el teléfono inteligente en el que se reconoce el reloj, conectarse y mantener su reloj actualizado, don No use la tienda de aplicaciones, no modifique su teléfono de forma no autorizada y no use una conexión de red privada virtual (VPN).
Privacidad del usuario
Otra preocupación surge con respecto al uso de la información por parte de las empresas de gestión de dispositivos. La letra pequeña de las condiciones de uso puede indicar que estos datos (actividad física, salud, hábitos de sueño, etc.) serán revendidos a terceros. Probablemente estemos hablando de compañías de seguros y anunciantes, que establecen patrones de comportamiento para refinar sus campañas publicitarias o establecer nuestras tarifas aseguradas. Si bien el Reglamento general de protección de datos brinda protección a los ciudadanos europeos, los términos de uso del reloj pueden significar que permitimos que se envíen datos a los Estados Unidos, donde no existe una determinación similar.
También es posible que el seguimiento mediante teléfonos inteligentes (e incluso pulseras) genere preocupaciones en los usuarios sobre su salud. El pasado mes de junio, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) enumeró los riesgos de malinterpretar estos datos, lo que podría generar ansiedad o hipocresía; cuando no hay sensación de seguridad engañosa.
No son dispositivos médicos
OCU afirma que un medidor conectado podría conducir a la medicalización de la vida cotidiana; el autodiagnóstico no es bueno, sobre todo si se hace en función de la aplicación de estos dispositivos, que no están diseñados como dispositivos médicos y las mediciones "no dan resultados suficientemente fiables".
La Fundación recomienda comprar una pulsera de actividad en lugar de un reloj inteligente, ya que estos relojes no registran mucha actividad ni causan mucha distracción. Un estudio realizado por la Universidad de Carolina del Norte (EE. UU.) encontró que muchos pacientes con enfermedades del corazón están obsesionados con verificar su estado con un reloj inteligente y menciona el caso de una mujer que se hizo 916 electrocardiogramas en un año con mi reloj inteligente. Explicó que los datos eran una disminución en la función de su corazón y eso terminó preocupándolo.
Otro riesgo, que se puede evitar fácilmente, es perderse circulando por la calle o conduciendo con la información que proporciona el taxímetro, lo que resulta tan molesto como si estuviera utilizando el teléfono móvil. En todos estos casos, se debe prestar atención al entorno y al uso, en caso de necesitar llamar, del asistente de voz.